Latinoamérica y sus repercusiones en Honduras y Chile.
Dr. Gustavo Duque Largo
Abog. Master en Relaciones Internacionales
a figura de Nicolás Maduro representa, para muchos en la región, varias
cosas:
En primer lugar tenemos la continuación del «Socialismo del Siglo XXI»:
Heredada de Hugo Chávez, Maduro simboliza un modelo de gobierno estatista, con controles
económicos, expropiaciones y un fuerte discurso antiimperialista (principalmente contra EE.UU.).De
igual manera se presenta la Crisis Humanitaria Compleja, la cual se presenta bajo su mandato,
donde Venezuela ha experimentado una profunda recesión económica, hiperinflación, escasez
masiva y un éxodo migratorio sin precedentes (más de 7 millones de personas), lo que ha convertido
al país en un ejemplo de lo que no se debe hacer para muchos gobiernos y ciudadanos.
Otro punto muy importante es la Polarización Política, ya que Maduro es profundamente divisivo,
donde para sus aliados, es un luchador contra el imperialismo, pero para sus críticos, es un dictador
que ha erosionado la democracia y los derechos humanos. Esta dualidad hace que su «efecto» no
sea homogéneo, sino que actúe como un catalizador o un elemento de referencia en los debates
políticos internos de otros países.
Repercusiones en Honduras
Durante el gobierno de Xiomara Castro (2022 – presente), la relación con Maduro ha tenido las
siguientes repercusiones:
1. Acercamiento Político e Ideológico: El gobierno de Castro, perteneciente al partido Libre (de
tendencia izquierdista), restableció relaciones diplomáticas con el gobierno de Maduro, las cuales
habían sido suspendidas bajo el gobierno anterior de Juan Orlando Hernández (aliado de EE.UU.).
Este movimiento fue visto como un símbolo de soberanía y un giro a la izquierda en la política
exterior hondureña, alineándose con otros gobiernos progresistas de la región como México,
Argentina (en ese momento) y Colombia.
2. Impacto a Través de la Migración Venezolana: Honduras se ha convertido en un país de tránsito
crucial para los migrantes venezolanos que intentan llegar a Norteamérica. Esto ha generado una
carga para los servicios sociales hondureños y ha puesto el tema migratorio en el centro de la
agenda, mostrando las consecuencias regionales de la crisis venezolana. El gobierno hondureño ha
tenido que gestionar este flujo, a veces en coordinación con organismos internacionales.
3. Uso en el Debate Político Interno: La oposición política y los sectores conservadores en Honduras
utilizaron el ejemplo de Venezuela bajo Maduro como una advertencia contra las políticas de Castro,
lo que repercutió en el triunfo de SalvadorNasralla, ya que las medidas de Castro se percibieron
como estatista o de control económico hasta llegar a ser comparada con el «modelo venezolano»
por sus críticos.bEsto crea un freno político e ideológico, forzando al gobierno de Castro a moderar
sus propuestas para no ser etiquetado de «madurista», aunque los hondureños no se lo creyeron.
En resumen para Honduras: La influencia de Honduras fue más política y simbólica. Por un lado,
permitió a Honduras alinearse con un bloque regional progresista. Por otro, sirvió como un»espantapájaros» político para la oposición y un recordatorio constante de los riesgos de las crisis
económicas y migratorias.
Repercusiones en Chile
En el caso de Chile es diferente, aunque con efectos similares ya que la influencia de Maduro se
sintió principalmente a través de dos vías: la migración y el intenso debate constitucional.
En cuanto al Impacto Directo de la Migración Masiva, Chile ha recibido una de las mayores
poblaciones de migrantes venezolanos per cápita del mundo (más de 400.000 según estimaciones).
Esto ha tenido un impacto social y económico profundo, tanto positivo como negativo. Dentro de
los aspectos positivos está la llegada de mano de obra calificada (profesionales y técnicos) y gente
joven con ansias de trabajar honradamente.
Muentras que en cuanto a los aspectos negativos, se presenta la presión sobre los sistemas de salud,
vivienda y educación la cual ha alimentado discursos xenófobos y ha sido un catalizador del malestar
social, contribuyendo indirectamente al debate sobre la necesidad de una mayor regulación
migratoria.
De igual ma era, en Chile se presentó la Influencia en el Proceso Constituyente y el Debate Político,
donde el «efecto Maduro» o el «fantasma de Venezuela» fue central y decisivo en el rechazo a la
primera propuesta de nueva constitución en 2022, lo que aprovechó la oposición de centroderecha
y sectores moderados para compararla con Venezuela para argumentar que el texto propuesto (con
su fuerte énfasis en derechos sociales, plurinacionalidad y un estado más intervencionista) podía
llevar a Chile por un camino similar al de la «constitución bolivariana» de Chávez, que, según ellos,
allanó el camino para la crisis actual.
Este miedo a «convertirse en Venezuela» fue una herramienta de campaña extremadamente
efectiva para el «Rechazo» da do como resultado un avasallador a favor de la derecha chilena.
Por otro lado tenemos la relación Gubernamental Bipolar, donde el gobierno del presidente Gabriel
Boric ha mantenido una postura crítica hacia el gobierno de Maduro, denunciando las violaciones a
los derechos humanos y la falta de democracia. Sin embargo, forma parte de un bloque regional
(como el Grupo de Puebla) donde coexisten con gobiernos que sí apoyan a Maduro. Esto lo sitúa en
una posición incómoda, teniendo que equilibrar su compromiso con los derechos humanos y su
pertenencia a una izquierda regional diversa.
En resumen para Chile: La repercusión de Maduro es más socioeconómica (a través de la migración)
y política-ideológica. El ejemplo de Venezuela se utilizó como un arma retórica poderosa que
moldeó el resultado del plebiscito constitucional más importante en décadas y en las elecciones
presidenciales, demostrando cómo el «modelo Maduro» actúa como un poderoso referente
negativo en el imaginario político chileno.
Podemos concluir que el «efecto Maduro» en Latinoamérica no es tanto una influencia directa de
poder, sino un espejo en el que la región se mira, donde para la izquierda, es un recordatorio de la
hostilidad del actual gobierno de EE.UU. frente a los gobiernos o regímenes de izquierda y de los
desafíos de mantener la unidad, mientras que para la derecha y el centro, es la encarnación de los
riesgos del populismo, el autoritarismo y el colapso económico.